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jueves, 18 de agosto de 2011

NOS HONRA DON ANTONIO POMPA Y POMPA


ACADEMIA NACIONAL DE CIENCIAS
(ANTIGUA SOCIEDAD CIENTÍFICA ANTONIO ALZATE 1884-1930).
Apartado Postal M-77-98
México 1, Distrito Federal.
Lomas Verdes, Otoño de 1969.

Querido Lívingston:

 
Su libro …Yo, la Piedra Viva.. representa un intento de definir una personalidad, de precisar perfiles, de presentar problemas que son revelación de una época manifestada en un sector juvenil receptor de la trepidación y disloque de un cambio de estructuras en la humanidad; de allí el interés en los textos de su libro, crudos, explosivos, disímbolos, sicalípticos, que entrañan problemas que afectan los campos de la sociología, de la antropología y de la moral.
De allí, vuelvo a decir, el interés de su libro neuro-erótico en que se representa la validez de una percepción del statu neurótico de una parte de nuestra juventud, muy particularmente.
El propósito en el laberinto de los sucesos y perspectivas de la trama de su libro, pueden espantar a los pacatos, pero quien lo vea con sinceridad, dentro de los caminos de la sicología y de la sociología, hallará una faceta de ese close-up de un sector de la juventud moderna.
 
Salga pues, amigo Lívingston, a la vergüenza pública, quizás como piedra de escándalo, pero ello hará reflexionar a muchos sobre la validez del Retrato Vivo del Joven Escritor en Pose Neuroerótica.
Con afecto y buenos deseos,
ANTONIO POMPA Y POMPA

 

Homenaje a Don Antonio Pompa y Pompa

Nota de Cecilia Haupt
Dirección General de Bibliotecas de la
Universidad Nacional Autónoma de México

El pasado viernes 6 de diciembre de 1991 se rindió homenaje a uno de los bibliotecarios más destacados del país, Don Antonio Pompa y Pompa, quien ha prestado sus servicios a la comunidad del Instituto Nacional de Antropología e Historia a lo largo de 55 años.
Convendría conocer, así sea en forma sucinta, el Curriculum Vitae de tan singular y ejemplar personaje.
Antonio Pompa y Pompa nació en la ciudad de Guanajuato el 14 de junio de 1904. Cursó sus primeras letras y su bachillerato en su ciudad natal. En 1930 como alumno del Seminario Conciliar de la ciudad de México completó sus estudios de Humanidades, a la vez que ampliaba sus conocimientos en Español Superior, Latín Clásico, Griego Clásico y Hebreo. Realizó también estudios en la Escuela Nacional de Antropología e Historia en materias de: Prehistoria, Estatigrafía y Cerámica, Paleografía, principios de Náhuatl, Introducción al estudio de la Historia, etc.
En esta misma institución prestó, años más tarde, servicios como docente en la rama histórico-geográfica.
Su labor bibliotecaria se inició en 1936, en esa fecha obtuvo una beca de la Fundación Rockefeller para dedicarse a la organización de los fondos de los manuscritos en la Biblioteca del antiguo Museo Nacional de México (en la calle de Moneda).
Esta beca se prolongó durante ocho años y permitió a don Antonio crear una de las bibliotecas más importantes del país.
Bajo su dirección, la ya Biblioteca Central del Instituto Nacional de Antropología e Historia, comenzó a experimentar una transformación en sus servicios y estructura interna, dejando de ser un almacén, más o menos organizado de colecciones utilizadas exclusivamente por eruditos, para convertirse en un centro dinámico de actividad intelectual, al que concurrían estudiantes, investigadores y docentes, del país y del extranjero.

 
Don Antonio llevó a cabo un acopio de documentos y bibliotecas, rescató gran cantidad de materiales en riesgo de desaparición o de ser llevados fuera del país. Logró adquirir fondos tan importantes como las bibliotecas de Pablo González Casanova, Luis González Obregón, Vicente Lira, Luis Álvarez de la Cadena, Luis Gutiérrez Cañedo, y en 1970, la biblioteca del Dr. Alfonso Caso y fondos de antiguas Bibliotecas Conventuales.
No para ahí su labor, Don Antonio ha recorrido la República Mexicana microfilmando archivos municipales, parroquiales y privados, con el fin de resguardar documentos que de otro modo sería prácticamente imposible consultar, creando así un fondo documental de enorme importancia y valor para los investigadores.
En el Exconvento de la Merced contribuyó a formar la Hemeroteca Mexicana del siglo XIX y promovió la fundación del Departamento de Manuscritos y Libros de la Biblioteca Lorenzo Boturini en la Basílica de Guadalupe, y los Departamentos de Investigaciones Históricas en el Instituto Nacional de Antropología e Historia y en la Universidad Nacional Autónoma de México.
En 1972 logró que la Editorial G.K. Hall & Co. de Boston publicara, a nivel internacional, el "Catálogo de la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia", en diez volúmenes.
Don Antonio es miembro de múltiples sociedades científicas del país y del extranjero. Formó parte de la representación ante la UNESCO en la Sesión Internacional que se llevó a cabo en la Ciudad de México en 1947.
Pertenece a la Academia Nacional de Historia y Geografía, la Sociedad Mexicana de Antropología, la Academy of Franciscan History, el Congreso Mexicano de Historia, Miembro Patrono de la Casa Na-Bolom, de la Academia Mexicana de Sta. Ma. de Guadalupe, del Ateneo Veracruzano, del International Institute of American Ideals, de la Asociación de Escritores de México.
Ha recibido múltiples condecoraciones: la Orden de Martí, las Palmas Académicas de Washington, la Medalla Pérez Verdía, la Medalla Niños Héroes, y otras más.
Es autor de más de 40 títulos entre libros y folletos, y su labor periodística, en la que ha utilizado varios seudónimos y reúne más de 7 mil artículos sobre temas tan variados como historia, geografía, arqueología, etc.
En el Homenaje que se le rindió, y que se llevó a cabo en el Auditorio Jaime Torres Bodet, del Museo Nacional de Antropología participaron en la primera parte el Arqueólogo Roberto García Moll, Director General del Instituto Nacional de Antropología e Historia, la Dra. Stella Ma. González Cicero, directora de la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia, y la Dra. Mari Carmen Serra Puche, Directora del Museo Nacional de Antropología.
Un grupo de distinguidos investigadores tuvieron a su cargo las semblanzas de Don Antonio, ellos fueron: el Dr. Jaime Litvak King, el Profr. Leonardo Manrique, el Mtro. Manuel Arellano Zavaleta, el Dr. Emesto Lemoine, el Lic. Felipe Ignacio Echenique y el Dr. Ernesto de la Torre.


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